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Bachelorette

miércoles, 18 de marzo de 2009

LA PERMANENTE LUZ DE MI PRESENTE

Un día quien yo era, atrás quedó en el pasado, siendo hoy una persona totalmente distinta, siendo ya mi visión de la vida, también una forma diferente de percibirla, sentirla y consumirla... Desde esta enfermedad, uno aprende a valorar cosas, momentos y circunstancias, que antes era incapaz a valorar, tan solo por que parecían insignificantes, rutinarias, o tan siquiera no se les daba importancia, aprendí, enseñándome desde esta nueva situación, a consumir mi vida, apreciandola desde el mismo momento, que mis ojos se abren cada mañana al sol que les sustenta, consumando cada segundo y minuto de mi presente, se puede decir que en total éxtasis o frenesí, ciertamente sin apuro, pero saboreando siempre el buen querer sentir de la vida...Ciertamente, le doy Gracias a Dios por concederme un día más para seguir amando mi vida y luchar...
Al comienzo, médicos y especialistas me dijeron que si el tumor hubiera crecido dos milímetros más, sobre el tamaño que este tenía, casi con toda seguridad hubiera quedado ciega; por esto, por momentos y circunstancias así, desde la lógica consecuencia que uno debe asumir y afrontar en el vivir constante de sus días respecto del sentido que sigo viviendo, sigo disfrutando de las hermosas sensaciones que la vida me aporta, disfrutándolas en excelsos placeres, momentos y simbiosis constantes con los tiempos que me toca acariciar con todos mis sentidos...
Por esto doy Gracias siempre a Dios, por dejarme seguir viendo la existencia de esta hermosa y maravillosa luz vital, una luz que a otra mucha gente, compañeros y amigos, se les apagó de camino hacía un quirofáno. Nunca, temí, lo que me fueran ha hacer, solo pensaba en luchar, afrontar todo cuánto venga por delante, dejándolo siempre atrás, no es fácil actuar firmemente de esta forma, sobre todo cuándo ves a toda una gente en la antesala de un quirofáno, esperando respuestas que en su totalidad le pertenecen al que va de camino a su incierto futuro, para su mayor consuelo, más que a ellos, en el preciado sentir y derecho de querer vivir y seguir compartiendo con ellos, los maravillosos tiempos de, en, mi y sus personas...
El padecimiento, el sufrimiento, debilita, el cuerpo y las Almas, el cambio de aspecto físico, la plenitud de forma, y su desmejoramiento, rinden las emociones, apreciar como la gente concibe de ti, o por el aspecto saca sus peores monstruos, y temores, mirándote como una esencia extraña del mal que creen que nos acompaña sin ir con ellos, por que su enfermedad la hacen nuestra no de ellos, percibiendo la muerte y la vida desde un sentido egocentrista, por que nadie nunca enferma, nadie nunca muere, por que de ellos hacia nosotros existe una distancia, distinta a la que pueda existir en nosotros, somos nosotros los que sentimos, sufrimos, padecemos, morimos o vivimos.
He visto a muchos compañeros y compañeras, mucho peor que yo, mirando para sus ojos, para sus sentidos y maneras de afrontar y luchar contra esta enfermedad, contra estos prejuicios, formas y sensaciones de vivencia en sus vidas, ciertamente, admito que en algunos de ellos, esa luz, ya no resplandecía, rindiéndose ya en vida a la consumación total de su luz, en algunos casos, no era para menos, por eso, por esta razón, siempre desde la vitalidad de la mía, también me estimulaba, me alumbraba el sentido de tener la posibilidad de acercarme a ellos en igualdad de condiciones, ayudarles acometiendo juntos nuestra lucha, nuestro especial vivir, nuestra maravillosa posibilidad de suspirar por otro día más apreciandola desde el pensamiento propio de la verdad de la vida, desde el privilegio de la consecuencia que conlleva saberla disfrutar desde la dignidad y lugar que le corresponde, sabiendo que no es un mero derecho, tenerla, sino un constante, hermoso y permanente privilegio sentirla, vivirla y padecerla...

Monica


jueves, 5 de marzo de 2009

EL DOLOR DE UNA PALABRA

Que significa la palabra TUMOR?, para mucha gente, muchas personas, es el temor a morir, el significado mismo del encuentro con la muerte, la perdida de esperanza, el final de su vida, frustración, desesperación, angustia...
Hace ahora dos años, me fué detectado y diagnosticado un tumor cerebral, de un tamaño considerable bastante grande, mi gran suerte, dentro de lo verdaderamente grave, era que gracias a Dios, era benigno, esto no importó, en mi interior, aún así, el proceso fué duro, al averiguar que el mismo, esta ubicado en una zona en la que los medios de la medicina neurológica y la neurocirugía , a pesar de su alta eficiencia, avance y tecnología, solo podían combatirlo por medios terapéuticos, químicos, sin poder alcanzarlo de raíz por procedimientos quirúrgicos.
A partir de ese mismo instante, empezó mi verdadera lucha, el otro medio disponible, mi terapia personal, luchadora, esperanzadora, no fué fácil, pero yo siempre fui mirando de frente con valentía, nunca desde mi fuero interno, pensé en la posibilidad de acabar mi vida, de morir, abandonarme a mi suerte, a la providencia, era el momento de ir acompañando al tiempo en el presente que me tocaba vivir esta nueva realidad en mi vida, sin adelantarme, con firmeza, siempre dando pasos firmes, segura y convencida en esta lucha personal...
Luchar con todas mis fuerzas y vencer a esta enfermedad que por desgracia, tengo presente y que en lo mejor de este esfuerzo, no desconozco la consecuencia de que se ha llevado a muchas personas...
A mi padre, por ejemplo, pero a causa y principio de un Adenoma carcinoma de intestino, vivir en la consecuencia de la enfermedad de mi padre, desde su lucha personal, desde su afrenta y reto, mi padre, hizo que comprendiese que lo malo no radica en morirse, sino en la aceptación del dolor y el sufrimiento, ganando cada minuto de espacio y tiempo en su necesidad constante de saber y poder vivir, siempre luchando, hasta el último momento, con la más bella arma, la esperanza y el yo mismo...
A la semana siguiente de habérmelo detectado y diagnosticado, empecé con el tratamiento, yo sabía perfectamente a lo que me enfrentaba, la dureza del mismo, siempre fui consciente, pero me dí cuenta cuándo por primera vez entre en aquella sala del hospital , que había cosas, situaciones, circunstancias, casos y causas mucho peores a las mías...
Desde aquel momento, me prometí a mi misma, que la vida era demasiado bella y que merecía la pena pasar quizás esta dura etapa de mi vida, que Dios había dispuesto, apreciando más cada momento, minuto y presente de mi vida, consumiéndola y sustentadome de ella, llenándola de contenido, para que nada ni nadie que dentro de ella quisiera estar y conmigo disfrutarla, se sintiera siempre en la más apasionante aventura que jamás nadie pueda sentir,llenándola y siempre SABER VIVIR EN LA CONSECUENTE VERDAD, DEL PRESENTE QUE LE OFRECEN...
Mónica

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